La violencia es el arma de la cobardía de los débiles





 Era una niña cuando leí 3 Vidas de M. Gorki, B. Michal, El Juicio de Nuremberg, de D. Lapierre, Oh Jerusalén, Guerra y Paz de L. Tolstoi, de V. Hugo, Los últimos días de un convicto, de E. Zola, El Germinal, en fin, todavía tengo los títulos de la biblioteca de mi padre bailando en mis ojos. Recuerdo que mi madre venía a asegurarse de que estuviéramos acostados, durmiendo o preparándonos para ello, con las luces apagadas. A veces recurría a velas, pero esta alternativa resultó ser un desastre para mi ropa oscura y hubo un resoplido entre nosotras, mi sirvienta, Lourdes, que se quejaba de cada pedazo que quemaba. Y ahí se fueron los favores y las alabanzas. La mayoría de las veces recurría a la pequeña lámpara que colocaba junto a la cama en el suelo, con un pañal de tela de mi hermano menor.  Había muchos, si alguno de ellos se quemaba por mi descuido, siempre había una manera de no dar "carpa". Y alrededor de los 11 años aprendí a negociar con Lourdes, después de haber descubierto su punto débil. Neca, una bombera con la que le gustaba salir, alrededor de las 11 a.m. de la mañana y luego alrededor de las 6 p.m. Neca también me fue muy útil para los libros. Cuando se atrevía a amenazarme con enfriar mis lecturas hasta altas horas de la noche, o los errores durante todo el día, la hacía pensar mejor. llevando a Neca a la vanguardia. Mi madre nunca aceptaría escapar del coqueteo durante la semana, sabiendo que sus tres cachorros estaban a su merced. Pobre madre que no tenía idea de cuántas veces sucedió esto. Luego, alrededor de los trece años, me cansé de este peso que tenía la literatura. 

El mundo de los adultos que se contaba en estos libros de mi padre eran feos, poco seductores, traían mucho sufrimiento y la letra era muy pequeña, creo que hoy, mis ojos se gastaron en esas noches. No descansó hasta terminarlos. Como decía, a los trece años, junto con el descubrimiento de los pezones y la menstruación, con los secretos de las adolescentes escondidos en el baño y los vestidos con volantes, me atreví a ir a la lectura de las chicas. Los Corin Tellados, los Sabrinas, y ya no me acuerdo Lo único que destacaba en esta literatura era el miembro turgente que aparecía en nombre del amor. Y siempre salía bien. Kurt, al fin y al cabo, no estaba casado y había estado amargado en su casa de Funn por el desamor que Vanessa Soraia le había causado con aquel abrazo que le había dado a John que, al fin y al cabo, era su hermano. No me dolió nada. Pero así fue como descubrí el amor romántico que se empeñaban en ocultar. Y fue también en esta época, más o menos, que llegó a mis manos, un fin de semana en casa de la tía Rosalina, el libro Yargo (El grito de las estrellas, título original), de Jacqueline Susann, que me dejó libre en la fantasía y en los escenarios. Demasiadas, deduzco. Una humanidad que se ve redescubierta por otros mundos, una lágrima analizada bajo una lupa, una perfección alejada del paraíso. Con 40 años ya hechos y un camino sin líneas rectas a todos los niveles, creo que la crueldad es una particularidad del humano básico, de los que no han seguido la raza, de los que no saben ponerse en el lugar del otro, de los que no alimentan la empatía por el prójimo. Por supuesto que sé que la crueldad existe en la vida cotidiana, en la casa de al lado, en la calle paralela a la mía, en los pueblos y en las ciudades, en los cerros y en las selvas. El marido que golpea a su mujer cuando llega borracho a casa, la madre que pierde los estribos y golpea a su hijo, los niños que se golpean en el patio de una escuela, la persona que ve vulnerados sus derechos al trabajo, a la salud y a la alimentación, la persona que es víctima de insultos y humillaciones, acoso y persecución,  los animales que son despellejados vivos para que nuestras sociedades puedan consumir inútilmente accesorios, como cinturones, abrigos y carteras de trabajo artesanales, para nosotros ¡¡Más bella, más adentro, más viva!! El rosa nunca ha sido mi color favorito. Siempre he preferido los verdes y, a veces, los grises y marrones. Hoy, 26 de febrero de este año, 2009, un día como cualquier otro, con la particularidad de ser diferente porque hace sol, Carmen, mi querida tía, me ha enviado un tremendo vídeo sobre la crueldad cometida contra las mujeres en el Islam. Ayer me mandó el Zeitgeist, el Dem (chip sis) y hoy esto. Hay días en los que, como sonámbulos, parece que aceptamos todo lo que hemos hecho,  sin darnos cuenta de que esto es mucho de lo que todavía existe entre nosotros. Pero hay otros días en los que no sabemos qué hacer con esta conciencia asqueada, con este dolor en el pecho o con este nudo en la garganta. ¿Ser humano, después de todo, es aceptar que la cultura puede hacer daño en otras latitudes?

Apedrear a una mujer en la calle, golpearla con patadas y burlas, hasta que sangre, hasta que muera, por haber saludado a un hombre que no es miembro de la familia, es culturalmente aceptable??? Extirpar el clítoris o someterse a una cirugía en el pene no debería ser lo mismo. ¿Tenemos el "derecho" de permanecer en silencio? Como dijo Obama en su discurso inaugural, sobre el tema de la religión o las religiones, de la tolerancia religiosa por parte de la mayoría, si Dios le pidiera hoy a Abraham que sacrificara a su hijo, Lo arrestarían, le quitarían al niño. El mundo ha evolucionado, pero no los sentimientos básicos e instintivos llamados odio, desprecio, envidia, ira, crueldad. Lamentamos sentir este tipo de cosas, pero de eso estamos hechos...

Ya no leo a Corin Tellados ni a L. Tolstoi ni a E. Zola, pero puedo decirte que sigo sintiendo el peso de todos los libros escritos, de todas las perspectivas recibidas en nombre de la cultura y nada de esto es importante para mejorar este concepto de humanidad. De hecho, eso es lo que me pesa. Darwin, lejos del Origen de las Especies, en "El Origen del Hombre" profetiza lo que ahora sabemos que es cierto: "El hombre todavía lleva en su estructura física la marca indeleble de su origen primitivo". Todo lo demás es cambio. Enójate o mete la cabeza en la arena como el avestruz. ¡¡A ver si a los hombres del Islam les importa!!


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